¿Cómo llegó Ojitos a la vida de Douglas?. Tania (su expareja) vivía en Turmero, después se mudarían a Puerto Ordaz y tenían a Ojitos, el cual -llegado el momento- fue dejado al cuidado de una hermana de Tania; pero Rina no cumplió y Ojitos estaba abandonado totalmente. Un día fue Douglas a verlo y se dio cuenta en el total abandono en que se encontraba Ojitos de tres meses. Entonces se lo llevó para la casa que le habían dado en Palo Negro, Maracay. Así que un día me dijo que él necesitaba que fuera a Palo Negro para apoyarlo en darle vuelta a la casa y a Ojitos. Por cierto más enredado para llegar, desde Caricuao en Caracas era un viaje largo, pero así lo hice, me iba los sábados hasta el domingo en la tarde casi noche. Así empecé a querer y a preocuparme por Ojitos. Su comida favorita era la carne molida. Era una preciosidad de perrito y adoraba a Douglas.
Recordando lo que Ojitos significó para mí: lo primero es que no era fácil apurruñarlo, una vez me tiró a morder, pero yo seguí intentándolo. Claro yo iba cada 8 o 15 días a atenderlo, sobre todo a limpiar y lavar si había agua y cocinaba para los dos.
Ojitos se convirtió en callejero, pues Douglas le dio rienda suelta para que estuviera en la calle, sin embargo como había mucho sol pasaba buen tiempo en la casa durmiendo. Lo bueno era que me acompañaba en la noche pues a mí me daba miedo dormir sola en aquella casa todavía en obra limpia y sin protección ni seguridad. Aunque la mayoría de las veces estaba Douglas. En dos ocasiones me acompañó mi hermana Yudila. En unas vacaciones de Xochilt y Sarah estuvimos 8 días con Ojitos.
Las despedidas eran terribles para mí, me dolía demasiado dejarlo solo con una franela sucia de Douglas, pero eso no era suficiente por lo menos para mí. Él me seguía y yo tenía que devolverme a pesar de que era bastante largo el trayecto, entonces lo encerraba y le daba la llave a los vecinos, buenos amigos de Douglas.
Ojitos era un perrito de mediana estatura blanco con pintas marrones, adorable, inspiraba mucho amor.
Al tiempo Douglas se lo dio a los vecinos que de alguna manera lo querían y consideraban.
Elena Rosales